Diferentes épocas, reflejadas en muy diversos estilos arquitectónicos, se despliegan en el centro histórico ilicitano. Los restos de las murallas islámicas y el alcázar de la Señoría o palacio de Altamira, la majestuosa torre-fortaleza de la Calahorra, la basílica de Santa María y su bella portada, joya del barroco valenciano; el renacentista convento de la Mercé, los Baños Árabes de su subsuelo y el Ayuntamiento, de estilo gótico, conforman un grato y enriquecedor
recorrido por el pasado de una ciudad rica en historia.

Esta riqueza arquitectónica se complementa con una red de museos y espacios expositivos cuyos contenidos resultan de indudable atractivo para el visitante.

El calendario festivo ilicitano adquiere su mayor dimensión en agosto, con la celebración de los actos en honor a la patrona, la Virgen de la Asunción, protagonista del Misteri d’Elx. También en su honor es el espectáculo pirotécnico de la Nit de l’Albà, el 13 de agosto. En diciembre se conmemora el hallazgo del arca con su imagen, durante las fiestas de la Venida de la Virgen. Otro gran acontecimiento es la Semana Santa, con más de 30 procesiones. Destaca entre todas ellas la del Domingo de Ramos, en la que participan miles de personas portando palmas blancas elaboradas artesanalmente. Igualmente, en Semana Santa el Grupo Cultural Jerusalem representa La Pasión. De gran interés también son las fiestas de Moros y Cristianos durante las fiestas patronales, en las que se unen fiesta e historia.

Pero hay más, mucho más. Un rico calendario festivo, al que se suman multitud de eventos y festivales a lo largo del año.
Uno de los elementos que mejor define la cultura de un pueblo es su gastronomía. El plato más sobresaliente de la cocina ilicitana es sin duda el Arroz con costra. Su toque característico reside en la capa de huevo batido que se añade y que, al cocerse en el horno, forma una esponjosa capa o costra.

Destaca también el tradicional Putxero amb terongetes (cocido con pelotas de carne), y como aperitivos, las Delicias de Elche (dátil envuelto por una loncha de bacon) y Pipes i carasses (asado de bacalao y ñoras). Para postre, frutos de la tierra que se obtienen en el Camp d’Elx como dátiles, higos, granadas de la variedad mollar, con denominación de origen protegida; así como la Tortada de Elche (bizcocho con almendra triturada, bañada en almíbar y recubierto con merengue) o el pan de higo. Entre los licores autóctonos destacan el de dátil, el de cantueso (hecho a partir de esta hierba aromática de la zona) y el anís (el popular “Paloma” o “Nugolet”).